Al capdamunt de la lírica del nostre país sempre Gerard Vergés. Tant gegant com els Salvador Papasseit o Carner o Riba o Martí i Pol, Perucho i… I d’altra banda, els que vam conversar amb ell i compartir interdits, tant humilment gran que no sabies del cert si xerraves amb el servidor d’Asclepi tortosí o amb un exiliat del Parnàs a Terres de l´Ebre. Cada cop que el revisito m’adono que en acabar de llegir-lo cal mantenir un folgat silenci. Aquí un fragment de «l’ombra rogenca de la lloba»: «I, per damunt de tot, el desconsol, i els titulars suspectes dels diaris, i les galtes de llet i de maduixa, i l’arquejada neu del coll dels cignes, i l’espiral de foc de les metàfores, i el pubis ros de Venus Afrodita, i els ossos dels amics que van morir, i els crepuscles de cendra i de tenebres, i el rostre de Déu Pare, i les presons, i la garsa i la flor del taronger, i les sabates netes dels diumenges, i les fràgils conquilles submarines, i el vent del nord tallant com un coltell, i els rellotges parats a dos quarts d’onze, i els reculls de sinònims i d’antònims, i els sants de guix amb ulls de porcellana, i el fil que ens porta, bons minyons, al fons del laberint grotesc. No sóc Teseu.»

En mi aljaba ya no quedan saetas, fueron cayendo todas por el camino hacia el cielo, despreocupado yo y ensimismado en mi decálogo de marras vital, ya próximo al medio siglo. ¿Con mi aljaba vacía de qué me sirve el arco que me forjaron Apolo y Dionisos? Aunque enemigos ambos dioses, en el mío colaboraron porque jamás entendí la tozuda costumbre de mis congéneres de ser cómplices con los tirios y discrepantes con los troyanos cuándo puedes libar vino con unos y otros en el festín de la aurora, conciliando opuestos. Eso sí, siempre he aventado a todo tirio o troyano que pretenda reírse de mi creyéndose en motu propio señor de mis circunstancias y expositor de sus mediocres ínfulas. Así que dejo el arco en el camino y sigo desnudo de armamento hacia las puertas del cielo, desoyendo los intríngulis de mi mente, ya muy anestesiada, y con la humildad de quién lo ha perdido casi todo, la sabiduría del que sabe a bien que ni es dueño del latido de su corazón y la gratitud del que a copia de reiterados fracasos, que por fas y por nefas han enarcado muchos crepúsculos mis cejas, ha descubierto gente maravillosa siempre cerca ofreciéndote más que su aliento (una hermana y su desposado). Pronto, si la muerte no acecha, medio siglo de existencia, de camino hacia ese cielo dónde poder tocar la aldaba de sus puertas, que otra cosa es que se abran y me endilgue el cancerbero guardián del paraíso un puntapié monumental sin remedio…

Vemos en la pintura lo que queremos ver, pero estoy convencido de que hay pintores que nos han querido transmitir algún mensaje entre las figuras y colores del lienzo, un mensaje sutil para que en sincronía con el alma creativa del artista, algunos, experimentemos este hermetismo. Y esto lo puedo yo vivir en primera persona con el Greco. Su trazo y sobretodo sus formas difusas espirituales, los colores, el debate entre la fe y la razón, la confrontación de Shiva y Dionisos… En el Laocoonte, por ejemplo, dónde sitúa al sacerdote troyano frente a Toledo con su puerta Bisagra abierta, la forma de los ofidios o serpientes que Apolo envió a matar a su sacerdote y a sus hijos es reveladora. Porcia y Caribea, así se llamaban los ofidios criminales de Apolo. Porcia, la que ataca a Laocoonte, se dobla dibujando una L. Caribea, la que embiste a uno de los dos hijos, desdibuja una D. (L)ogos (D)eos. Lenguaje Divino. El Logos Deos atacando al viejo sacerdote troyano frente a los muros de Toledo, en lugar de Troya. Aunque Toledo podría haber sido Troya en la mente del pintor. La impiedad de sus sacerdotes, la conjura de un castigo inmemorial como el del sacerdote de Apolo… El Greco era un hereje familista que profesaba la fe en la caridad cristiana y a pesar de aterrizar de forma circunstancial en Toledo (su objetivo era la corte y Madrid) acabó sus días en la ciudad que fue el axis mundi de la espiritualidad.Vemos en la pintura lo que queremos ver, es cierto, pero hay lienzos dónde se haya atrapada una energía que el artista conjuró para quienes estén en la vibración de sentirlo…

Uno de los logros espirituales y personales más importantes es conseguir la paz interior. Si tu paz interior viene condicionada por el mundo, por las circunstancias externas, entonces siempre serás un mendigo de la paz en el exterior. Pero si conectas con tu «ser» con tu eterno ser interior descubrirás que la paz siempre ha estado dentro de ti independientemente de tus circunstancias externas. Con la paz interior uno se funde con la Fuente y la vida fluye sin esfuerzo… Sólo hay que conectar con el ser interior.